«MÁTAME. SI ALGUNA VEZ HAS SIDO MI AMIGO, MÁTAME». Desde hace tres semanas, Thomas vive en una habitación sin ventanas, de un blanco resplandeciente y siempre iluminada. Sin reloj y sin contacto con nadie, más allá de las tres bandejas de comida que alguien le lleva a diario (aunque a horas distintas, como para desorientarle). Al vigésimo sexto día, la puerta se abre y un hombre le conduce a una sala llena de viejos amigos. —Muy bien, damas y caballeros. Estáis a punto de recuperar todos vuestros recuerdos. Hasta el último de ellos.
Ante todo debo decir que es una Muy Buena Trilogía, y que me ha sorprendido para bien lo mucho que me ha gustado. Como ya dije en la reseña de "El corredor del laberinto", jamás pensé que una historia así pudiera tenerme tan enganchada desde el inicio, deseando descubrir más y más a medida que leía. Pero una vez dicho esto... ¡¿Qué clase de final es este?!
Y no es que sea un mal final en sí, que los he visto peores -muuuuucho peores-, sino que me he quedado con la mismas dudas que tenía al principio de los libros. Es decir, me falta una explicación más desarrollada de todo cuanto tiene que ver con el Destello, de Cruel y de la Cura sobre todo, de cómo las pruebas y las variables ayudaban a desarrollarla.
Porque, seamos sinceros, al llegar a la última página del libro me he quedado en plan "Vale... ¿me puedes decir por favor por qué era necesario todas las barbaridades por las que has hecho pasar a tus protagonistas para llegar hasta aquí? Porque no le veo lógica alguna".
Siendo una historia tan jodidamente buena, no me explico cómo el autor ha dejado tantísimas cosas sin explicar, lo cual me lleva a penar que ni siquiera él mismo sabía los motivos por los que se sucedían. Y eso, amigos míos, es algo muy triste.
Si tú creas un mundo, debes de crearlo con sentido y no decir "Bah, es literatura, los huecos que hay los puede llenar la imaginación del lector", porque no es así. Para nada.
En ese sentido estoy más que indignada con James Dashner y muy, muy desilusionada.
Y hablando de otra cuestión... Me han matado con Newt.
No había derecho. No así.
Entiendo que no siempre puedan sobrevivir todos los personajes, incluso aquellos que son esenciales para ti dentro de la historia o que son tus favoritos. Pero de todas las formas que había, esa ha sido definitivamente la más cruel. Mi corazón aún no se ha recuperado de esa desgarradora escena.
Menos mal que al menos Minho sigue y seguirá siendo él y así continuará. Me queda uno de los dos por el cual mantener en pie mi corazoncito. Aún así... va a ser duro.
En cuanto a Thomas, las secuelas de todo lo que ha vivido dentro del Laberinto y en las inmediaciones de Cruel le acompañarán de por vida, y me alegro que tenga a Breda a su lado para seguir adelante. Ya se veía venir la importancia que iba a adquirir este personaje desde el segundo libro, y aunque admito que tuve mis reservas con ella, sobre todo al principio de esta última parte por el giro que daban los acontecimientos, creo que es lo mejor que ha podido ocurrir tanto para Thomas como para ella.
Lo de Teresa se veía venir a leguas. Ni siquiera en el primer libro llegué a conectar con este personaje, y aunque entiendo los motivos por los que hizo todo por lo que Thomas la culpa, es cierto que hubo un antes y un después de su traición.
La falta de protagonismo que adquirió en este último libro te daba a entender desde el principio el final al que estaba abocada.
En fin, en mi opinión el final ha sido demasiado mediocre y abrupto para esta trilogía. Se merecía algo mucho mejor de lo que James Dashner le dio.
Me quedo con el terrible sabor agridulce de haber leído una trilogía de lo más emocionante, con una historia buenísima en más de un sentido, pero que ha tenido un final totalmente anodino.
En mi opinión, una auténtica pena.
A esta entrega no puedo darle más que un 6 sobre 10, no por el libro en sí, sino por el final que cierra la historia.
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